La embajada de Austria comparte desde su página oficial de facebook, la tradición más variada del carnaval en su pais.
No se encontrará ningún otro sitio donde la tradición del carnaval sea tan variada y abundante como en el Tirol, donde se expulsa el invierno con magníficos disfraces y máscaras talladas a mano y llenas de fantasía.
El magnífico desfile de figuras Schemenlauf de Imst requiere la pasión y la alegría de vivir de toda una ciudad durante varios meses. 900 hombres participan activamente en él brincando, saltando, bailando, haciendo ruido y tocando en un espectáculo que emociona. Tradicionalmente, las figuras se transmiten de generación en generación y llevan lujosos disfraces: los disfraces, pelucas, máscaras, guantes y sombreros son indispensables.
Cuando las campanas del domingo al mediodía dejan de sonar, se forma este excepcional desfile. Los denominados Spritzer, Sackner y Kübelemajen intimidan a los espectadores con sus pistolas de agua y sacos redondos desde los que arrojan maíz, mientras que una joven desparrama polvos perfumados desde su cubo entre el público. Las hirsutas brujas se mueven con sus grandes faldas y trenzas, alzan las escobas por encima de las cabezas y acompañan su baile con un penetrante aullido. Y entonces aparecen los Roller y los Scheller, las figuras principales del carnaval, que consisten en parejas de hombres, en las que uno va ataviado con un traje de esquilones y el otro lleva cascabeles. Con unas altas cofias bailan unos con otros el “Gang’l” haciendo repicar al ritmo los grandes cascabeles. Cuando suena este “G’schall”, al que se suman los esquilones del Roller, plateados y centelleantes, todos contienen la respiración y surge así un momento sagrado en el desfile de este carnaval.
Las miradas no pueden apartarse de las máscaras, unas obras maestras artísticas muy expresivas, que, además, son increíblemente hermosas: la madura y marcada masculinidad del Scheller, de piel oscura, barba y cejudo y la dulzura del Roller, más joven y de piel clara con unos ojos de rasgos femeninos, mejillas sonrosadas y boca sonriente contrastan claramente. Interpretados a menudo como el fin del viejo invierno frente a la joven primavera, este juego de máscaras se remonta principalmente al gusto por el juego de la época barroca y a las mascaradas de las iglesias y la nobleza, que los ciudadanos y los granjeros retomaron hace tiempo.
En ningún otro sitio se cuidan los desfiles carnavalescos con máscaras con tanta pasión como en el Tirol, independientemente de si se trata del Matschgerer o el Muller entre Innsbruck y Hall, el Schleicherlaufen de Telfs, el Blochziehen de Fiss, el Wampelerreiten de Axams o el Schellenlaufen de Nassereith. Todos tienen su propia función, su representación especial para demostrar su fuerza y su alborozo, además de sus figuras típicas. Todas las figuras llevan impresionantes máscaras y disfraces sobrecargados.