El canciller Felipe Solá participó el pasado viernes 12 del corriente, junto a sus pares del Mercosur, de una conferencia organizada por Atlantic Council donde remarcó “la voluntad de integración” de los países miembros del bloque y la necesidad de “asegurar que la voz de la región sea escuchada en los temas que nos importan y en los que somos relevantes”.
El conversatorio, titulado “Comercio internacional y Mercosur en su 30 aniversario” reunió de forma virtual a Solá con los ministros de Relaciones Exteriores del Brasil, Ernesto Araújo; del Paraguay, Euclides Acevedo Candia; y del Uruguay, Francisco Bustillo Bonasso, a pocos días de celebrarse tres décadas de la firma del Tratado de Asunción, que sentó las bases para la fundación del Mercosur.
“América del Sur no puede seguir siendo un receptor de recetas y de prioridades formuladas fuera de la región. Ya está madura desde hace mucho para tener sus propios diseños. Esto no es una confrontación ideológica ni es una reafirmación mesiánica de independencia. Esto es tener un rol afirmativo y propositivo, y asegurar que la voz de la región sea escuchada en los temas que nos importan y en los que somos relevantes”, aseguró el canciller argentino.
“Ninguna agenda de seguridad alimentaria debería prescindir de la opinión de los mayores proveedores de alimentos del mundo” y que “el Mercosur debería ser la base para que esa voz se haga oír en diferentes foros como el G20, la OMC o la FAO”, consideró Solá, acompañado por el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Jorge Neme y el jefe de Gabinete de la Cancillería, Guillermo Justo Chaves.
Además, planteó que “cualquier discusión sobre energía debería incluir a los países con importantes reservas de energías no renovables pero también con enorme potencial de las renovables, como somos nosotros”.
Luego de hacer un repaso histórico por los logros del Mercosur en tres décadas de existencia, Solá destacó “la percepción internacional de la región como zona de paz y democracia” y “un activo social muy importante: los países ven a sus vecinos como hermanos”. Agregó que a partir de esa voluntad de unión “desapareció toda idea bélica entre nuestros países; aparecieron el turismo, la posibilidad de invertir, acercarse a la cultura, hacer negocios, estudiar y trabajar”.
Al mencionar los desafíos presentes y futuros, el ministro resaltó que “la relación con China plantea a la región el riesgo de volver a un esquema de intercambio de productos primarios por productos industrializados: hemos conocido esa situación y creemos que no debe ser el futuro del Mercosur”.
“A pesar de las presiones del lobby antiintegración, el Mercosur nunca abandonó las negociaciones conjuntas. Podemos avanzar y retomar discusiones internas sobre las asimetrías y la distribución de los beneficios, priorizar a los países de América y del sur del planeta y hacer unir nuestras voces en los debates emergentes de la nueva agenda comercial”, argumentó.
Por otra parte, puntualizó que “la negociación con la Unión Europea nos da una base sobre la cual seguir avanzando en la agenda comercial externa”, sin perder de vista los objetivos centrales: “diversificar nuestra base productiva exportadora dirigida a superar la desigualdad y pobreza que todavía tenemos en nuestros pueblos”.
Además, se manifestó a favor de ampliar el número de socios del bloque, y dijo que para la Argentina, que tiene actualmente la Presidencia Pro Tempore del bloque, “sería conveniente siempre que otros países de Sudamérica quieran estar”.
Solá caracterizó a la pandemia como “una crisis sanitaria mundial sin precedentes en la historia de la humanidad, en la que el Mercosur ha tratado de ayudarse, aunque el tema central ha pasado a ser la vacuna”. Y destacó que “ha surgido una necesidad enorme de cooperar; eso ha ayudado pero no ha sido suficiente”. “Quizás sea una oportunidad. No podemos esperar las condiciones óptimas para hacer lo que se debe hacer. La peor posición es la del que espera”, indicó.
“Hace 30 años comenzó un proceso que había imaginado el Presidente Juan Domingo Perón en 1949. Él comenzó para nosotros el camino irrenunciable de la integración de los pueblos sudamericanos, que es el camino de la hermandad”, finalizó Solá.