Por: Marisol N. Cáceres – Lic. en Psicología MN° 59635
Un sueño compartido, el fin del “aislamiento social preventivo obligatorio”.
Llegaron las vacunas!!! y junto a las flexibilizaciones que se fueron dando, aunque las fiestas incluyen distintos protocolos, trajeron aires de libertad.
Si, hablamos de libertad, la que nuestra psiquis padeció coartada decreto tras decreto de aislamiento y confinamiento.
Los individuos somos seres afectivos, seres pensantes y con capacidades propias para decidir. El Covid-19 impuso sus reglas, la cuarentena que detuvo al mundo, frenó las economías, los estudios, la vida social, en busca de no propagar el virus.
Como una moneda de 2 caras presentó “una solución y un problema”
El mundo se detuvo, la mente no. Nuestra psiquis se vio afectada, muchas veces desbordada.
Un sin fin de sensaciones, angustias, depresión y…. diversas emociones que nos llevaron a todos a desesperarnos si desesperarnos por volver a socializar, abrazarnos, sentirnos presentes, cercanos y no a través de una pantalla.
Llegaron las vacunas y con ellas la esperanza de poner punto final a esta pesadilla colectiva en la que nos vimos inmersos.
Un año totalmente atipico, jamás imaginado y al que nunca sacaremos de nuestra mente. Efectos colaterales? Sin dudas en todos lis ámbitos y fundamentalmente en nuestra psiquis.
Los mas afectados? Los niños y adolescentes, segun estudios científicos comienzan a difundirse con datos concretos que hasta Unicef comunica.
Termina un año dificil, distinto, el que todos queremos despedir para, vacuna en mano, abrir la puerta a la normalidad. Encuentros, abrazos, tiempo compartido y mucho mas…