Por: Marisol N. Cáceres – Lic. en Psicología MN° 59635
Se ha vista un aumento de los síntomas depresivos. Los factores de riesgo son ser mujer joven, menor de 40 años, estudiantes, con un nivel educativo bajo, vivir en una ciudad, la presencia de soledad, mala salud (física o psíquica), preocupación alta, sin hijos, estar en paro, tener una alta exposición a noticias sobre la pandemia, y haber sufrido un periodo de confinamiento prolongado.
Se ha detectado un aumento de síntomas de ansiedad. Siendo los factores de riesgo similares a los mencionados: alta exposición a noticias sobre la pandemia, periodo de confinamiento prolongado, estar en contacto con algún afectado.
La aparición de estrés postraumático (insomnio, sueños relacionados con la pandemia, síntomas disociativos de la realidad) se ha identificado en una prevalencia muy variable. Los factores de riesgo han sido también ser mujer, tener una edad inferior a 40 años, cercanía a zonas expuestas o críticas de un gran número de casos, sueño pobre, soledad, mala salud percibida…
En resumen, se ha observado que la pandemia ha generado un aumento de ansiedad, depresión y estrés postraumático.
Pero también ha enumerado otros motivos a nivel global que pueden estar detrás de la aparición de ansiedad, depresión o estrés postraumático:
- Repercusión directa de la infección
- El duelo por pérdida de familiares y amigos
- Desempleo
- Medidas de confinamiento
- Incertidumbre económica
- Carencias sanitarias: atención primaria, salud mental
Habría que tener en cuenta varias medidas para minimizar estos problemas en el futuro porque se prevé que aumenten los trastornos mentales por la pandemia y por la recesión económica:
-Mejorar la atención en los grupos de riesgo: mujeres, jóvenes estudiantes, personas con mala salud.
-Mejorar la calidad y coherencia de la información.
-Mejorar la flexibilidad del acceso a la salud mental y paliar las consecuencias de la pandemia.
En cuanto a las medidas individuales que cada uno puede poner en marcha, este especialista enumera: hay que tener en cuenta que es una situación que no ha terminado y que tenemos que seguir afrontando, en la que no hay soluciones globales, cada uno tenemos que afrontar nuestro ritmo de vida, conservar aspectos positivos, descansar (es posible que haya un cansancio acumulado), reanudar cuidados en salud, limitar el flujo de noticias, mantener hábitos de vida saludables (alimentación, sueño, evitar alcohol) y saber que, a veces, hay que optar por ayuda profesional.
Fuente: Angeles Lopez – Aedv.es